Hoy, cuando me he parado a ver y valorar lo que me rodea, me he dado cuenta de lo poco valoramos nuestro entorno. Al sentarme en un banco, me he sentido frustrada, ya que, he visto como vivimos, día a día, concentrados en nuestras tecnologías, sin mirar los detalles mas insignificantes que nos pueden hacer felices.
¿Cuando vamos a abrir los ojos, despejarnos de esas pantallitas que nos tienen encarcelados en nuestro mundo digital, y darle la cara al mundo? Miremos hacia todos los lados, y veamos lo que tenemos alrededor, sin prisas, sin miedos. ¿No es mejor vivir la vida aquí en la tierra, y dejar el mundo virtual de lado? Perdemos el tiempo en crear sueños digitales, en vez de hacer nuestros sueños reales. Perdemos el tiempo creando y cuidando las relaciones virtualmente los cuales en realidad no nos conocen, en vez de cuidar las relaciones de verdad, las que tenemos delante.
Tener en cuenta que las palabras se las lleva el viento, mientras los actos lo demuestran todo. Por lo tanto, hagamos contacto visual con las personas, miremos a los ojos, sintamos cada gesto, cada caricia y dejemos de lado las palabras sin demostración.
Después de pensar en todo esto, me he levantado y he disfrutado del momento de verdad, observando y valorando lo que me rodea, viviendo y disfrutando del mas mínimo detalle.
Para reflexionar más sobre ello, os dejo este vídeo:
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